Lc 6, 36-38: Perdonen y serán perdonados
Francisca Romana (1440) Primera lectura: Dn 9, 4b-10 Hemos pecado Salmo responsorial: Sal 78, 8.9.11.13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes. 37No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados. Perdonen y serán perdonados. 38Den y se les dará: recibirán una medida generosa, apretada, sacudida y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan serán medidos.
Comentario
Jesús nos invita a vivir un amor generoso y universal que haga posible otro modelo de humanidad, capaz de construir una nueva sociedad. La invitación, concreta de Jesús, es a vivir un amor que vaya configurando al cristiano con la forma de ser del Padre Dios. La compasión, el no juzgar, el no condenar, el perdonar y el dar… son características de Jesús y de su Padre. Por eso Él quiere que todos los que lo sigan asuman esas características y las coloquen como realidades dinamizadoras de la existencia. Esas características, que Jesús propone, son en definitiva una regla de oro que puede vivir toda persona, hombre o mujer, de buena voluntad, en cualquier pueblo, cultura o religión. ¿Estamos dispuestos a vivir según éstas exigencias? ¿Seriamos capaces de aprender a vivir como Dios, para llenar el mundo de más humanidad? Aprendamos a vivir tan humanamente que cuándo los demás nos miren, vean a Dios mismo a través de nuestras vidas. La cuaresma es el tiempo propicio para dar ese cambio profundo en la vida.