
Lc 10, 13-16: ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!
Francisco de Asís (1226) Primera lectura: Bar 1, 15-22 Pecamos contra el Señor Salmo responsorial: Sal 78, 1-5. 8-9
En aquel tiempo Jesús les dijo: ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Porque, si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y Sidón, hace tiempo habrían hecho penitencia vistiéndose humildemente y sentándose sobre cenizas. 14Y así, el juicio será más llevadero para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Cafarnaún, ¿pretendes encumbrarte hasta el cielo? Pues caerás hasta el abismo. 16Y dijo a sus discípulos: El que a ustedes escucha a mí me escucha; el que a ustedes desprecia a mí me desprecia; y quien a mí me desprecia, desprecia al que me envió.
Comentario
Al final del envío misionero, Jesús les decía a sus discípulos que se sacudieran el polvo de las sandalias en caso de que no fueran recibidos (Lc 10, 1-12). Hoy, en el Evangelio, se cuestiona el rechazo al anuncio misionero. Donde Jesús dedicó mayor vitalidad a la predicación, Betsaida, Cafarnaún, Corozaín, no aceptaron su mensaje. La comparación de estas ciudades con Tiro y Sidón alude a que fueron enemigas de Israel. Jesús dice que estas ciudades, símbolos de la maldad con el pueblo de Israel, recibirían de manera positiva su mensaje. Luego, Jesús compara a Cafarnaúm con la terrible Babilonia y la perversa Sodoma, subrayando que estas se hubiesen convertido con su mensaje. Actualmente, hemos caído en una vida cristiana de solo recibir y omitimos el compromiso de la conversión. Nuestra labor misionera no debe menguarse a pesar de la negatividad del entorno, debemos ser continuadores del mensaje de Jesús, sin violencia. ¿Aprovechamos el encuentro con la Palabra para convertirnos de manera sincera?