Mc 2, 18-22: El novio está con ellos; ¿cómo van a ayunar?
Prisca, mártir (s. I) Heb 5, 1-10: Siendo Hijo, aprendió a obedecer Salmo 109: Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Un día que los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno fueron a decirle a Jesús: ¿Por qué los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan y tus discípulos no ayunan? 19Jesús les respondió: ¿Pueden los invitados a la boda ayunar mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos no pueden ayunar. 20Llegará un día en que el novio les será quitado, y aquel día ayunarán. 21Nadie usa un trozo de género nuevo para remendar un vestido viejo; de lo contrario lo añadido tira del vestido viejo, lo nuevo de lo viejo, y la rotura se hace más grande. 22Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, el vino revienta los odres y se echan a perder odres y vino. A vino nuevo, odres nuevos.
Comentario
¡Qué admirable es Jesús! Él se sale de la lógica existente. Su propuesta desafía todas las vertientes de la sociedad y es capaz de colocar en jaque hasta las tradiciones más “sagradas” y “honorables” de la institución religiosa. Hoy encontramos a Jesús que se enfrenta, de manera fuerte y radical a los fariseos y su forma de realizar el ayuno. Y lo relativiza. Dios no necesita que las personas hagan esfuerzos para acceder a Él. El amor de Dios no se alcanza a punta de méritos, ni cumpliendo penitencias. La Buena Nueva de la que es portador Jesús, que Él mismo inaugura con su palabra y vida. Es una realidad acogida en gratuidad y marcada por la alegría, la felicidad y por una relación amorosa y filial con el Padre Dios. Jesús rompe con la religión acostumbrada a colocar penitencias y privaciones e indica que lo nuevo es el Evangelio. Lo nuevo, no se puede mezclar con lo antiguo. ¿Seremos capaces de aceptar la propuesta de Jesús?