Mt 1, 18-24: Jesús nacerá de María, esposa de José
El nacimiento de Jesucristo sucedió así: su madre, María, estaba comprometida con José, y antes del matrimonio, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. 19José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, pensó abandonarla en secreto. 20Ya lo tenía decidido, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa tuya, pues la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. 21Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del profeta: 23Mira, la virgen está embarazada, dará a luz a un hijo que se llamará Emanuel, que significa: Dios con nosotros. 24Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María como esposa. 25Y sin haber mantenido relaciones dio a luz un hijo, al cual llamó Jesús.
Comentario
Jeremías padeció la persecución de su gente; era un profeta auténtico que miró con ojos liberadores el presente y futuro del pueblo. Las sucesivas deportaciones dejaban a su nación desolada y marchita, en tanto que el vigor de los deportados quedaba sometido a servidumbre en tierras lejanas. Así, movido por su tradición de fe, el profeta cultiva la esperanza de un nuevo éxodo liberador. La libertad es uno de los valores primeros a custodiar y a conquistar. La libertad se verifica social pero también personalmente. Muchos enemigos externos socavan la libertad humana; pensemos en factores socioeconómicos y ambientales, pero también a nivel personal como vicios y pasiones, aprensiones y pre-comprensiones. La libertad solo es tal si la voluntad tiene valores frente a sí; sin valores a elegir, la capacidad de determinación deriva en libertinaje. Se es “libre de” pero también “libre para”. La libertad consiste en ejercer las opciones que llevan al crecimiento de la persona en armonía con los que le rodean. ¿De qué nos libera el nacimiento del Cristo? ¿Para qué empleamos la libertad cristiana?