Mt 19, 16-22: Vende lo que tienes y tendrás un tesoro
Beatriz de Silva, fundadora (1492) Roque (1378) Primera lectura: Ez 24:15-24 Ezequiel les servirá de señal Salmo responsorial: Interleccional Dt 32, 18-19.20.21
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para alcanzar la vida eterna? 17Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el bueno. Si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos. 18El joven le pregunta: ¿Cuáles? Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no perjurarás, 19honra al padre y a la madre, y amarás al prójimo como a ti mismo. 20El joven le dijo: Todo eso lo he cumplido, ¿qué me queda por hacer? 21Jesús le contestó: Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme. 22Al oírlo, el joven se fue triste, porque era muy rico.
Comentario
Ve, vende tus bienes, dáselos a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, esta invitación que Jesús hace al joven rico llega por extensión a toda persona que quiere abrazar la causa cristiana. Jesús convoca al joven, y en él a los seguidores del Reino, a vivir de una manera novedosa: sin atrapamiento, sin egoísmo, en total libertad. Jesús convoca a sus seguidores a vivir en la perfección que el Padre Dios exige. El apego a los bienes se constituye en el gran engaño, es la seducción que sofoca el corazón, la mente, la vida misma. El amor a la riqueza es el principio de todos los males en la comunidad; la riqueza se constituye en verdadera idolatría que excluye del Reino y que hace posible la muerte del hermano en la historia. Abrazar la propuesta de Jesús trae consigo la exigencia de renunciar a todo aquello que contradice la novedad que Él comunica con la libertad que Él mismo ha abrazado, la libertad que él mismo ha decidido vivir.